La policía tomó medidas después de recibir una serie de llamadas advirtiéndoles que un estudiante había publicado fotografías de armas de fuego y hasta un plan de acción para presuntamente dispararle a sus compañeros.
El Grupo de Delitos Tecnológicos con la colaboración del Grupo de Redes Abiertas de la Policía Nacional monitoreó la perfil y logró localizar al perpetrador.
Cuando los oficiales se prepararon para montar una operación, los estudiantes fueron enviados a casa y la escuela instaló un sistema de protección.
Además, miembros armados de la Brigada de Seguridad Ciudadana rodearon la escuela y tomaron posiciones para evitar el presunto ataque.
Los investigadores creen que el adolescente pudo haber tenido un problema en la escuela y también verificaron que sus publicaciones en las redes sociales las hizo a través de un perfil que no era el suyo y que estaba suplantando otro compañero de clase que no tenía nada que ver con el caso.
Finalmente, los agentes lograron detener al autor de las amenazas y lo imputaron por un delito de desorden público.